domingo, 18 de enero de 2015

Camino errante.

Antes de que empecéis a leer, debéis saber que este relato fue una improvisación completa a través de un audio de WhatsApp. No iba a subirlo, ni siquiera se me había ocurrido, pero por la sugerencia de una amiga (Shara), lo he hecho. Os dejo también el audio, porque creo que, ya que existe la posibilidad, siempre está bien saber qué voz le pondría el autor. Espero que, aunque no os guste, os llame la atención.


Era un ser extraño, no tenía forma propia. Era más como una silueta. Era un ente formado por los recuerdos de la gente. No conocía su nacimiento, no conocía su camino, menos aún conocía qué debía hacer; ¿vagar por el mundo tal vez? No estaba seguro de ello, pero era lo único que tenía: caminar con esos pies que no eran pies, sino que eran siluetas, una mera sombra sobre el suelo.

Pasaba entre la gente pero nadie se detenía a mirarlo, ¿qué más da? Si es solo una silueta, una sombra proyectada por el Sol, aunque cuando se paraban a mirar, nada podía reflejar esa sombra… pero a nadie le interesaba, tal vez se les había metido algo en el ojo. Ese ente continuaba caminando, sin rumbo, errante, dejando incluso migas de pan, que no podía tocar, a su paso, para recordar el camino de vuelta.

Y se encontró una vez, mirando al horizonte, viendo un camino seguro, ese que llevaba recorriendo todo el tiempo… vio un desvío; tal vez era un desvío lleno de peligros, pero le parecía que en ese camino encontraría algo más parecido a él, algo que le llenara completamente y evitara que fuera simplemente ese cúmulo de recuerdos y experiencias de las personas que le rodean, sino que, tal vez siguiendo ese desvío, conseguiría ser algo…

Ser alguien…

Lo observó detenidamente y… siguió recto.

No se atrevió a dar el paso.


Ridículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario