Buenas noches, Oniria:
¿Sabes? Últimamente mi mente está
continuamente distraída. Aunque te eche de menos, soy capaz de ignorar la
tristeza de no verte y seguir sonriendo, tal y como siempre he hecho, sobre
todo desde que te conocí por segunda vez.
Sin embargo, de vez en cuando mis
labios preguntan por ti. En un suspiro me preguntan dónde están los tuyos para
calmar el frío, que dónde están para darles abrigo, para evitar que se corten.
Pero no son sólo ellos. Mi piel
también pregunta por ti. En un escalofrío, donde se eriza todo mi bello. Se
cuestiona el motivo por el que tus manos no la están acariciando,
tranquilizándola cuando, tal vez, tras una pesadilla, está muerta de miedo.
Mis ojos también me han hecho
alguna que otra pregunta. En algunos pestañeos, entre alguna risa que les
obligan a achinarse. No entienden por qué no hay unos ojos marrones
observándolos, risueños por la manera que tienen de entrecerrarse.
Mi risa es otra que tal. Cada dos
por tres se pregunta el porqué de la ausencia de una voz llena de ternura
cuando estalla en mil carcajadas. Esa voz que tanto la tranquiliza y que hace
que se sonroje como si fuera una niña pequeña a la que le han dicho lo guapa
que está.
Mis manos también están inquietas
por no sentir las tuyas. Me lo recuerdan cada vez que jugueteo con algo entre
mis dedos y no son tus nudillos cuando vamos tomadas de la mano y me divierto
apretándolos para que tú me sigas el juego.
Incluso mis pies están llenos de
incertidumbre. No entienden por qué cuando tienen calor no hay unos pies fríos
enredados entre ellos calmándolos, relajándolos para poder descansar después de
un largo día de paseos.
Parece como si cada parte de mi
cuerpo recordara el tuyo. Esperando el momento en el que pueda sentir cada
parte de ti unido a él.
Entonces es cuando mi mente
vuelve a recordarte. Y sí, es posible que me invada la tristeza. Pero también
la alegría. Porque sé que podré volver a vivir todo ello muy pronto.
Y en ese momento es cuando vuelvo
a sonreír. Porque recuerdo tu risa sonando al unísono con la mía mientras te
hago cosquillas.
Te echo de menos, es cierto.
Sobre todo cada noche. Pero esa es la señal perfecta, porque sé que no te puedo
echar de más, porque sé que esperar tiene su recompensa. Porque sé que cuando
nos volvamos a ver, será mejor que nunca.
Buenos días, Oniria.
Espero que
tu noche haya sido tan plácida como la mía tras soñar contigo. Con nosotras.
Juntas de nuevo.
Holi, soy Carlos y quiero seguirte, pero ya ni recuerdo cómo se hace! o.O
ResponderEliminar¡Buenas, Carlos!
EliminarDonde están los seguidores, pone "participar en este sitio". Clicka y sigue las instrucciones.
¡Gracias por leerme! :D