miércoles, 24 de diciembre de 2014

Una gran noche.

En ocasiones (la mayoría), cuando salimos por la noche y no es lo que esperábamos se nos queda un mal sabor de boca, tal y como si hubieses tomado tres copas de la bebida que menos se tolera (ginebra, obviamente). Sin embargo, opino que esto ocurre porque las oportunidades se enfocan de una manera errónea porque, veréis, si existe la buena compañía y amigos que siempre sonrían, una mala noche, jamás existiría.

Quedaría muy bonito dejarlo en ese párrafo, desearos unas felices fiestas y marcharme a acumular turrón en mis abazones, como si de una ardilla me tratase (en realidad es que soy una ardilla, lo descubrimos la otra noche. Concretamente soy Scratch, la de Ice Age). ¡Pero no, amigos! Hoy os voy a explicar todo aquello que se puede aprender a lo largo de una noche que terminó siendo algo diferente de cómo se había planeado pero en la que las carcajadas no faltaron en ningún momento.

Primero de todo, quiero aconsejaros una cosa: si desde un primer momento no queréis que los planes comiencen a variar y empezáis la noche con una cena: RESERVAD. En serio, es algo realmente importante porque si no reserváis os podéis encontrar dos horas después de lo previsto en un restaurante caro a 45 minutos andando de donde estabais. Aunque claro, siempre podéis entreteneros mientras esperáis vuestro turno y jugar a adivinar qué van a pedir tus amigos. Pero bueno, lo peor puede venir luego y es que termines compartiendo un tercio durante dos horas (una de ellas sin beber) por la falta de dinero… ¡y el tercio se caliente! Pecado, lo sé, pero las risas que nos echamos por la tontería compensarían cualquier mal del mundo.

Una vez se ha cenado, toca buscar un sitio donde pasar el rato. Pero claro, ¿qué ocurre? Ya ni siquiera estamos por donde habíamos escogido salir, así que toca, de nuevo, improvisar (estos últimos meses mi capacidad de improvisación está desarrollándose mucho, la verdad). Así que ahí estábamos, en un pub irlandés donde las canciones navideñas taladraban los oídos y los chupitos no entraban como deberían porque costaban 2,5… (DOS PUÑETEROS EUROS CON CINCUENTA). Pero como todo, si estás en buena compañía, los males se curan. Por lo que las canciones navideñas se transformaron en la creación de un nuevo coro donde después se aplicarían pasos de baile y el tomar los chupitos se transformó en el aprendizaje de algunas técnicas sexuales muy interesantes (como el candado chino. Chicos, tenéis que probarlo). Quedé con las ganas de echar una partida de billar, pero prácticamente nos echaron del pub (es lo que tiene salir un lunes).

Cuando estábamos en la puerta, la gente comenzó a marcharse, aunque no sin antes llevarse unas lecciones de cómo se podría ganar mucho dinero cantando villancicos y montando coreografías por la calle. La mayoría no aceptó y quedamos tres valientes cantando “Merry Christmas” por la Gran Vía y luego por toda la zona de fiesta (eso sí, estábamos lo suficientemente cuerdos como para mirar en cada esquina que no hubiese gente en la calle). Durante nuestro merodeo por la ciudad, encontramos un “Show Girls” muy tentador que parecía invitarnos a entrar con esas luces de neón azul, pero claro, como buenos posturetas que somos, nos hicimos un maravilloso “selfie” y continuamos nuestro camino.

La verdad es que no recuerdo cuánto tiempo estuvimos caminando, aunque en realidad da igual, porque también estuvimos otro tanto sentados en la parada del bus esperando al autobús fantasma (fíjate que no lo vimos, fijo que es que al ser fantasma era invisible, qué se le va a hacer). Sin embargo, todo se hizo muy ameno porque íbamos charrando, haciendo tonterías y sonriendo. Lo que yo os diga, a ver si podéis sacar algo bueno de caminar tanto si estáis en mala compañía.

Por fin llegamos a la tierra prometida (la casa de nuestra amiga que, con toda su alma benevolente, nos permitió realizar nuestro reposo ahí). Aunque bueno, reposo, reposo, no es que hiciéramos la verdad y mira que lo intentamos. Tras enfundarnos el pijama (aunque el amigo que venía con nosotras ya lo llevaba puesto durante toda la noche), intentamos ponernos de acuerdo para ver una película (si digo “intentamos”, imagino que ya sabréis que poca película vimos), pero terminamos viendo vídeos hipnóticos para ser un macho alfa (aquí donde me veis, es mi sueño de toda la vida). Tras convertirnos en tres pares de machos alfa, necesitábamos ver sangre, así que vimos “el asesino de la cuchara” (lo sé, es demasiado fuerte para vosotros). No obstante, luego nos percatamos de que en realidad jamás seremos unos verdaderos machos alfa, pues no seríamos capaces de decirle no a un panda.

Tras tantos desvaríos a través de la red, tocó ir a dormir. Ese momento en el que todo queda en silencio y supuestamente se descansa. Pero no. Con amigos es imposible. Comenzamos a comunicarnos a través de un lenguaje no verbal pero auditivo muy interesante (algo así como: IIIIIIIIIIIIIIIIIH). Os sugiero que lo probéis y que, si os entendéis, vayáis a un psicólogo (en serio, no estaríais muy bien de la azotea). Después de unas largas conversaciones en las que despertaríamos a todo el vecindario, redujimos las conversaciones a una habitación. E hicimos un gran descubrimiento: la procedencia de los mocos. Sí, sí, como escucháis. En una galaxia muy lejana (de donde venía Buzz Lightyear), unos alienígenas echan a un agujero negro todas las secreciones que sus cuerpos pegajosos producen, pero lo que ellos no saben es que esos agujeros negros están directamente conectados con los orificios nasales de todo ser humano que se encuentre en el planeta tierra (a los astronautas no les afecta si están fuera del planeta). Así que lo dicho, nuestros mocos en realidad son babas de alien.

Las conversaciones, empujones, cosquillas y risas se alargaron durante unas dos horas antes de quedar completamente dormidas por puro agotamiento, pero eso sí, no nos fuimos sin un último descubrimiento: si cuando te explican algo (o, por ejemplo, tras leer todo este rollo), te cuesta procesarlo más que a los demás, no es que seas tonto (que tal vez también), es que piensas en balleno y eres más lento (aunque jamás superarás a Dori).


Felices fiestas a todos y no olvidéis que los amigos también son vuestra familia. Dedicadles vuestro tiempo y vuestras sonrisas, ellos harán lo mismo :)

1 comentario:

  1. Genial publicación, un resumen perfecto de una gran noche. La foto te ha quedado de lujo jajaja.

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